La carga de proyección

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Una vez que la vaina está preparada, es decir limpia, recalibrada, empistonada y abocardada, es el momento del verdadero comienzo de la recarga. En sentido estricto recargar es “volver a cargar” que a su vez, en su cuarta acepción significa “introducir la carga o el cartucho en el cañón, recámara, etc., de un arma de fuego”. Si se trata de munición metálica, ese “etc” es la vaina preparada, en cuyo caso no es un cartucho lo que se introduce, sino la carga. Dedicaremos este capítulo de la serie de recarga de cartuchería metálica para armas cortas, a la carga de proyección que se introducirá en la vaina. La pólvora.

Existen diferentes tipos de pólvora desarrolladas en función del tipo de cartucho que se quiera disparar, teniendo en cuenta la longitud del cañón, el peso del proyectil, las velocidades que se quieren alcanzar, etc. Esta variedad obedece a su vez a la evolución temporal de las armas y sus municiones. Así pues, desde la pólvora negra primigenia, hasta la hidracina de los misiles, el catálogo en enorme.

Las pólvoras.

Existen cuatro tipos principales, según su composición:

  • Pólvora negra: Se usa en cartuchería metálica, en los inicios de esta. Se utilizan para revolver y rifle de algunas modalidades de avancarga y cartucho metálico. No nos ocuparemos de ellos en esta serie.
  • Pólvoras blancas, sin humo, de simple base: Son las que incorporan nitrocelulosa como base. Generan menor energía y por lo tanto menor erosión en los materiales (cañón).
  • Pólvoras blancas, sin humo, de doble base: Son las que incorporan bases de nitrocelulosa y nitroglicerina. Generan mayor energía y mayor erosión en los materiales.
  • Existe también un tipo de pólvora de triple base que incorpora además nitroguanidina, que no se usa prácticamente en la recarga. Es una pólvora intermedia entre las anteriores en cuanto a energía generada y por lo tanto también en erosión.

Pero en lo que atañe a la recarga de cartuchería, lo que más conviene es distinguir entre pólvoras rápidas y lentas.

  • Las pólvoras lentas son las que tardan más tiempo en quemarse. Por esta razón son ideales para la combinación de cartuchos con mucho volumen y abotellados y cañones largos que permiten que la carga se queme lentamente, hasta que el proyectil sale por la boca de fuego, aprovechando la mayor cantidad de energía generada posible.
  • Las pólvoras rápidas son las que tardan menos tiempo en quemarse. Por esta razón son ideales para la combinación de cartuchos con muy poco volumen, cilíndricos y cañones cortos que requieren que se queme rápidamente para que no haya pérdidas de gases y, por lo tanto, de presión una vez que el proyectil sale por la boca.

La situación ideal, es la que se consigue con una deflagración en la que el tiempo en que la pólvora se quema, coincide con el que el proyectil tarda en recorrer todo el ánima, hasta salir por la boca de fuego. Es decir, que se quema en su totalidad de forma que no hay fuego por la boca y la pérdida de presión que esto supone, pero tampoco se quema antes de tiempo, de forma que el proyectil pierda presión y por lo tanto velocidad dentro del cañón.

Como regla general, para la recarga de cartuchos para armas cortas, elegiremos pólvoras rápidas, buscando que toda la carga se queme antes de que el proyectil salga del cañón, además de que hay muy poco espacio en la vaina.

Dependiendo de la priorización de la precisión o los efectos balísticos, también se elegirá una carga mayor o menor. Para conseguir efectos balísticos mayores, en munición destinada a la defensa personal o a la caza, lo que importa es conseguir mayor velocidad, mientras que para conseguir mayor precisión habrá que buscar cargas más reducidas. La tendencia puede ser a pensar lo contrario, pero no es así. Cargas más “flojas”, dentro de los márgenes seguros y reglamentarios , suelen aportar mayor precisión.

En este punto, hay que decidir la marca que se quiere utilizar y no es cosa fácil, pues existe poca variedad en España. Este es un aspecto más de la dificultad que hay en España para la práctica del tiro y la recarga. Apenas tres o cuatro marcas son las que se importan en nuestro país, en contraste que la enorme oferta que hay en cualquier otro, no digamos al otro lado del Atlántico.

Algunas marcas disponibles en España

Elegida la marca, es absolutamente imprescindible respetar los márgenes establecidos por el fabricante para cada variedad de pólvora y los proyectiles para los que se aconseja. Hay que acudir a las tablas del fabricante, buscar el cartucho que queremos recargar y dentro de él, buscar el proyectil que queremos insertar. En esa fila encontraremos, entre otra información, la carga mínima y la carga máxima de pólvora de esa variedad que se aconseja y las velocidades que se alcanzan con ellas. Suele venir expresado en gramos y grains para el peso de la carga y en pies por segundo o metros por segundo para las velocidades obtenidas.

Es necesario tener en cuenta el factor reglamentario en cada categoría. El factor se calcula con la fórmula (m×v)/1000 , donde “m” es la masa en grains del proyectil y “v” es la velocidad inicial en pies por segundo. En competiciones oficiales de nivel, se pasan controles de munición, comprobando que superan el factor mínimo establecido para la categoría, tanto en precisión como en recorridos de tiro.

El fabricante obtiene estas velocidades en unas condiciones determinadas de temperatura, humedad, largo del cañón, paso de estría, etc., con lo que en el caso del arma para que se vaya a recargar, pueden variar estas velocidades. Veamos una muestras de tablas de recarga para varios cartuchos.

Tabla de Reload Swis, para cartuchos de calibre 38 especial. https://www.reload-swiss.com/es

En este primer ejemplo, puede verse que para un proyectil de 148gr de tipo Wad Cutter, se puede cargar con pólvora RS12 o también con RS20. Si se elije RS12 la carga mínima es de 3,4 grains y la máxima sería de 4,2 grains, dando velocidades desde 137 a 228 metros por segundo.

Tabla de Vectan para cartuchos de calibre 9x19. https://www.vectan.fr/UK/

En este segundo ejemplo, puede verse que para un proyectil de 125gr de tipo Round Nose de plomo desnudo, se puede cargar con pólvora Vectan Ba9, con cargas desde 3,9 grains hasta 4,8, resultando velocidades entre 928 pies por segundo y 1030 pies por segundo.

Los fabricantes suelen asegurarse un margen de seguridad por arriba, es decir que sus cargas máximas recomendadas están por debajo del umbral de sobrepresiones.

Abocardar la vaina.

Una vez que se ha tomado la decisión sobre la pólvora que se va a usar para hacer las primeras pruebas, es el momento de hacer un paréntesis.

El último paso en el montaje de un cartucho, es el de asentar el proyectil. Esto lo veremos en un posterior capítulo, pero ahora es el momento de mirar con perspectiva y tener en cuenta ese momento. Habrá que preparar la vaina para que sea posible introducir el proyectil sin deformarlo. Habrá que abocardar la vaina y esto puede hacerse justo antes de introducir el proyectil, pero habría que tener un cuidado extremo de no derramar la pólvora introducida en el paso en el que nos encontramos. De hecho, se debe manejar lo menos posible una vaina abierta cargada con pólvora porque además de entrañar cierto riesgo, es fácil derramar una parte. La pólvora debe medirse con una exactitud máxima que describiremos a continuación y conviene no manipular mucho las vainas cargadas y abiertas.

Por este motivo, lo que haremos es abocardar la vaina antes de cargarla.

Abocardar la vaina significa ensanchar la boca dilatando el material, en medida suficiente que permita introducir el proyectil sin que se deforme o se raye, lo que afectaría a la precisión y sin pasarse para no dañar el latón hasta el punto de que podría rajarse.

Hay algunos equipos de recarga que permiten realizar el abocardado y carga de la vaina en el mismo paso y otros que requieren hacerlo por orden. En el primer caso, la matriz de abocardar puede tener un extensor hueco hacia arriba en el que se coloca un dosificador y sobre este el depósito de pólvora. Con este sistema, al subir el émbolo se introduce la vaina en la matriz, que abocarda la vaina haciendo presión contra un cono en su parte superior. Al mismo tiempo se acciona un mecanismo que deja caer una cantidad de pólvora predefinida en el interior de la vaina.

Vaina de calibre 38sp abocardada

La expansión de la boca de la vaina añade estrés al material, que se suma al producido por el efecto del disparo y hay que tenerlo en cuenta a la hora de desechar vainas tras un número determinado de recargas. En determinados calibres, el precio o la dificultad para conseguirlas, invita a alargar la vida útil de las vainas, por ejemplo en calibre 45 ACP o 40 S&W, sin embargo las vainas de 9mm Luger son muy abundantes en las galerías y no es necesario alargar su vida más allá de 4 o 5 ciclos de recarga. Personalmente, las desecho en apenas 3 o 4 ciclos porque resulta innecesario darles más vida. Hay tiradores que llegan a recargar hasta 12 y 14 veces una vaina de arma corta, pero hay que tener en cuenta que, además del estrés y posible rotura del material, la vaina se alargará y puede superar las cotas CIP con los consiguientes efectos.

¿Qué podría pasar si se carga un cartucho cuya vaina ha sufrido algún tipo de estrés excesivo?:

  • Una vaina más larga podría impedir el acerrojamiento completo en un arma de precisión con unos ajustes muy finos, lo que a su vez podría producir interrupciones o fugas de gases u otros efectos indeseados. En el caso de un revolver, podría incluso llegar a impedir el cierre del tambor.
  • Una vaina débil que se raja en el disparo podría producir fugas de gases e interrupciones igualmente.

Las fugas de gases tienen incidencia directa en la presión, que disminuirá y por lo tanto en la velocidad, lo que influirá directamente en la precisión, arruinando la tirada.

Las interrupciones casi siempre dan al traste con los resultados esperados en la tirada.

¿Cuánto ha de abocardarse una vaina?: apenas lo suficiente para que el proyectil pueda ser introducido con la mano entre 1 y 2 milímetros. Algunos tiradores opinan que mucho menos, cuando le dan prioridad a alargar la vida de la vaina y van a hacer muchos disparos y no es tan relevante la regularidad en la precisión (agrupación), por lo que pequeñas rayaduras en el proyectil no son tan relevantes; es el caso de tiradores de IPSC. Otros tiradores, los de precisión, le dan mucha más importancia a la regularidad (agrupación) y prefieren una vida más corta de las vainas a cambio de un asentamiento perfecto y limpio del proyectil.

La carga del propelente.

Material necesario:

  • Báscula.
    • Analógica. Las básculas analógicas son muy apreciadas por algunos tiradores porque son inmunes a fallos si las condiciones ambientales son siempre las mismas y además no necesitan energía para funcionar. Tienen el inconveniente de que solo llegan a medir hasta la décima de grain. Además, las mediciones pueden variar si cambia sensiblemente la presión atmosférica por razones de clima o de altitud.
    • Una báscula digital llega hasta la centésima de grain y permite afinar mucho la carga y además es inmune a cambios de presión atmosférica porque se recalibra cuantas veces sea necesario con una pesa. Como inconveniente, necesita energía eléctrica para funcionar y además necesita recalibrarse de vez en cuando y generalmente siempre que se enciende. Conviene huir de las básculas baratas que se venden en bazares o grandes distribuidoras de internet.
Básculas analógica y digital
  • Es un pequeño aparato manual que permite dispensar casi grano a grano la pólvora, a través de un tubo perforado que toma de un pequeño depósito y que haciéndolo girar, vuelca la pólvora directamente sobre la báscula. Este aparato no es necesario cuando ya se han tomado decisiones sobre la carga y se va a hacer de forma masiva con dosificadores automáticos, pero si es imprescindible cuando se van a hacer las pruebas de agrupación y velocidades.
Graneador manual
  • Dosificador
    • Es un aparato que se ajusta volumétricamente y dispensa la cantidad de pólvora que se desea de una forma rápida. Cuando se ha decidido la cantidad de pólvora que se va a cargar, medida en unidad de masa, gramos o grains, se ajusta un volumen en el que cabe exactamente esa masa, con lo que cada vez que se acciona el mecanismo se vierte un volumen, siempre el mismo, directamente en la vaina. Existen diferentes mecanismos entre los que destacan los discos intercambiables y los micrométricos de tornillo. Estos últimos son muy precisos y se ajusta el volumen con un émbolo a rosca que al girar agranda o reduce el volumen de un cilindro. Para la recarga de cartuchos de armas cortas, estos son los más recomendables por la relación calidad precio y por la facilidad de uso y rapidez. Si además, va ajustado a la matriz de abocardar, en un mismo paso se abocarda la vaina y se carga la cantidad de pólvora exacta.
    • Electrónico. Dispone de un mecanismo que vierten la cantidad exacta programada a un cacillo o directamente sobre la vaina, según modelos. Son muy precisos y cómodos de usar, pero también muy caros.
Ejemplos de dosificador volumétrico y automático
  • Es imprescindible que las vainas cargadas de pólvora se depositen en algún tipo de contenedor que las mantenga de pie, impidiendo que puedan volcarse y perder la carga y que permita una última comprobación antes de asentar el proyectil. Existen bandejas con alojamientos a medida para cada calibre, de forma que la vaina encaja con suficiente tolerancia para que pueda manejarse con agilidad pero que impida que se pueda salir y volcarse. Cada vaina que se va cargando se deposita en un agujero de la bandeja y al final, cuando ya están todas cargadas, es imprescindible repasarlas todas con una luz, que puede ser una lámpara o una linterna pequeña, para comprobar que todas están cargadas y que a simple vista ninguna está extrañamente sobrecargada o sin carga. Estas bandejas suelen tener 50 agujeros o alojamientos para 50 vainas, en el caso de calibres para armas cortas. Una bandeja de este tipo puede fabricarse de madera simplemente haciendo taladros del calibre y profundidad adecuados, pero no resultan muy caras las que se venden de plástico y es un elemento imprescindible.
Bandejas con alojamientos a medida para cada calibre

Normativa y seguridad.

Además de disponer de la autorización legal correspondiente de recarga de cartuchería para la adquisición y registro de la pólvora, la legislación vigente solo permite tener almacenado hasta 1kg de pólvora, que deberá estar guardado en una caja fuerte homologada de nivel 1 o superior. Hay que tener en cuenta esta circunstancia si se pretende recargar más de dos calibres diferentes, pues la mayoría de marcas solo disponen de botes de medio kg.

Debido a esta restricción, conviene buscar soluciones de carga para los distintos calibres usando el mismo tipo de pólvora. Por ejemplo, si se va a recargar 38sp y 32 S&W, se puede utilizar la misma pólvora para los dos calibres y otra distinta para 9mm Luger. El asunto se complica si además se va a recargar calibres de armas largas, porque no se pueden tener más de dos botes de 1/2kg y no se permite transferir pólvora entre particulares.

Algunos aspectos de seguridad importantes:

  • No fumar nunca en el lugar donde se recarga, por el riesgo evidente de incendio o explosión. Sabido es, también de sobra, que alcohol y armas es una combinación fatal.
  • Estar solo y con la puerta cerrada y no permitir a las mascotas entrar en el lugar de recarga. Un gato caminando sobre la mesa de recarga o un perro jugando alrededor, pueden tener consecuencias indeseadas.
  • No distraerse con música, TV o conversaciones telefónicas, etc., pues una distracción puede llevar a una doble carga o a una ausencia de la misma. No iniciar una sesión de recarga si no se está seguro de poder finalizarla o que no va a haber interrupciones.
  • Una vez que se llena la tolva del dosificador, cerrar bien el bote de la pólvora y una vez que se termina la sesión de recarga, devolver siempre el sobrante de la tolva al bote de la pólvora. Finalmente, guardar el bote siempre en la caja fuerte homologada.
  • No mezclar jamás distintos tipos de pólvora, pues será imposible conocer sus resultados. Peligro evidente de sobrepresión.

¿Qué pasa si por distracción se carga doble en un cartucho?:

Una carga doble se produce cuando se vierten dos dosis en una misma vaina. Esto puede ocurrir por distracción. En algunos calibres como 9mm Luger, se ve fácilmente porque la doble carga rebosa la vaina y se vierte una cantidad fuera de esta, pero en otros como 38sp o 32 S&W no se llena la vaina y podría pasar desapercibido.

Si finalmente se dispara un cartucho con doble carga, la sobrepresión será enorme y se producirá un accidente con seguridad. Como mínimo se puede dañar el arma irreversiblemente, pero es muy probable que se produzcan también lesiones importantes al tirador.

Es imprescindible, que una vez que se tiene una bandeja llena de vainas cargadas, repasarlas a simple vista, una a una, con una luz suficiente que permita ver que las cargas son todas similares y que no hay ninguna con una carga extrañamente alta.

¿Qué pasa si por distracción se completa un cartucho sin carga de pólvora, únicamente con el pistón?

Cuando ese cartucho sea disparado en la recámara, se producirá una explosión suficiente para que el proyectil salga de la vaina y se aloje en el cañón, pero insuficiente para que salga de este. Con seguridad se quedará atascado en el cañón.

En una pistola, un arma semiautomática, lo más normal es que la explosión sea insuficiente para que se produzca el ciclo completo y por lo tanto la vaina no será expulsada, con lo que se producirá una interrupción. Si el tirador tiene experiencia y se da cuenta de la causa y no recarga, podrá sacar el proyectil fácilmente del cañón, con una simple varilla metálica o algo parecido. Hay que asegurarse de sacar el cargador y comprobar que no hay cartucho en la recámara, siempre, siempre. Si por el contrario, el tirador es inexperto y simplemente tira de la corredera, cargando el arma con un nuevo cartucho, el proyectil de este segundo impactará contra el primero alojado en el cañón, produciendo lo que se denomina una hernia o incluso puede reventarlo. Una hernia es un daño irreversible que requiere la sustitución del cañón.

Si se trata de un revolver y el tirador inexperto no nota la falta de fuerza en el disparo, amartillará de nuevo y el siguiente disparo producirá sin duda una hernia o reventón del cañón.

Algunos aspectos técnicos relevantes para la precisión:

  • Evitar el aire acondicionado y ventiladores, pues el aire en movimiento puede afectar a las mediciones de la báscula. Téngase en cuenta que un grain más o menos, es una cantidad casi imperceptible pero muy importante en precisión y que variará mucho la velocidad del proyectil, con la consiguiente irregularidad en la precisión. El aire que mueve un ventilador, además de que puede dispersar la pólvora, con seguridad afectará a la medición.
  • Evitar los días de mucha humedad relativa. Las pólvoras tienen un coeficiente higroscópico, que es la capacidad de absorber la humedad. Mucho o poco, la humedad absorbida afecta a la masa y por lo tanto a la medida en la báscula, al volumen en el dosificador y finalmente, por tanto, a la presión en la recámara y la velocidad.
  • No mezclar distintos tipos de pólvora, porque las propiedades de una y de otra serán distintas y no se puede tener (de manera doméstica) ningún control sobre los resultados. Se podría pensar que si hay un muy pequeño sobrante de pólvora en un bote, podrá mezclarse con la de otro bote nuevo del mismo tipo de pólvora, si es también del mismo lote, pero sin embargo, es aconsejable no hacerlo para evitar un posible error y mezclar tipos distintos.
  • Al inicio de cada sesión, es necesario comprobar la dosis que suministra el dosificador con la báscula y no conviene fiarse de que está igual que la última vez. Todos los manuales de recarga aconsejan también comprobar en la báscula una de cada 10 o 15 cargas, para asegurarse de que el dosificador sigue dispensando la misma cantidad de pólvora durante la sesión, sin embargo, hemos podido comprobar que los dosificadores son muy regulares y si no se toca el dispositivo regulador, no varían nada durante la sesión de recarga. No está demás hacer un par de comprobaciones cada sesión.
  • Cuando se estrena un nuevo bote, si es de distinto lote, habrá que hacer alguna prueba de agrupación y medir velocidades, pues podría ser que cambiará ligeramente de un lote a otro en algunas marcas. Personalmente, nunca lo he notado en cargas para armas cortas y con la marca que yo uso, aunque los tiradores de F-Class dicen que sí que lo notan.