La vaina empistonada

Santiago Carrasco Díaz Masa
Delegado de la Asociación ARES de Reservistas Españoles en Madrid y vocal de la Junta Directiva Nacional.
Tirador de primera.
Subcampeón de España de Reservistas de precisión 9mm, en categoría senior.
Campeón regional de nivel II de 9mm en Madrid.

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En este segundo artículo de la serie sobre recarga de cartuchos para armas cortas, veremos algunos conceptos sobre dos de los componentes que conforman el conjunto del cartucho cargado. La vaina y el pistón. Para facilitar la comprensión del proceso, que ayude a tomar las decisiones, se verán algunos aspectos muy básicos sobre estos componentes, como son los tipos de cada uno y su morfología.

La Vaina.

Tipos más comunes de vainas. Calibres deportivos más habituales.

La variedad de calibres de arma corta que han existido desde los primeros cartuchos metálicos, daría para escribir cientos de páginas, así que nos limitaremos a mencionar los más habituales en las galerías de tiro. Podríamos hacer una división por el tipo de arma que lo va a disparar o bien hacerla atendiendo a la morfología del culote o hacer la división.

Si diferenciamos por el tipo de arma, tenemos pistolas semiautomáticas y revólveres, pero se da la circunstancia de que algunas pistolas de calibres muy populares en las galerías deportivas, como el 32 S&W Long, disparan cartuchos de vaina con reborde igual que los revólveres y también algunos revólveres incorporan modificaciones para disparar cartuchos con ranura como el 9x19mm, con lo que tendríamos algunas excepciones en nuestra clasificación. También podemos encontrar que existen vainas para semiautomáticas con distintas morfologías en la boca, encontrando vainas cilíndricas como el 45ACP, cónicas como el 9x19mm y abotelladas como el 7,62x25mm Tokarev o el 7,63×25 Mauser. Estas tienen en común el culote arranurado.

Ilustración 1 Vainas según su morfología

Parece más preciso clasificar por la morfología de la vaina y en especial atendiendo a la forma del culote. Aunque existe también una variedad importante donde encontrar vainas con muy diversas variantes como las vainas con cinturón, con garganta, abotelladas (también se usa con frecuencia el término “golleteada”), cónicas, etc., nos limitaremos a lo más básico y habitual que pueda ser de utilidad para el lector. Hay diversos tipos de formas de apoyo y extracción  o si se prefiere, forma del culote: pestaña, ranura, reforzada, ranura y pestaña, semipestaña o pestaña corta, etc., pero nos limitaremos a generalizar vainas con pestaña y vainas con ranura y exclusivamente en relación a las armas cortas.

1.       Vainas con pestaña o reborde:

Es una vaina generalmente cilíndrica que cuando se introduce en la recámara, se apoya en el reborde que tiene en el culote. Es decir, detrás. Los calibres más populares en los campos de tiro son el 38 Sp (38 Special), 32 S&W Long y 22lr (22 Long Rifle). En desuso está el 22 corto y el 357 Magnum no está permitido en el tiro deportivo. En armas semiautomáticas, la uña extractora se introduce en un rebaje de la recámara, para sujetar la vaina por la pestaña y en los revólveres, la pestaña se apoya en la estrella que, empujada manualmente por un eje, extrae todas la vainas disparadas a la vez.

2.       Vainas con ranura:

Es una vaina generalmente cilíndrica con alguna excepción muy popular como el 9x19mm, que es cónica. Esta vaina se apoya en la recámara en su parte delantera, es decir en la boca de la vaina. Esta circunstancia es determinante en decisiones como el crimpado, que abordaremos en posteriores artículos. En el acerrojamiento, la uña extractora se introduce en la ranura y tras el disparo saca la vaina de la recámara. Los calibres más habituales que veremos en un campo de tiro, con este tipo de vaina, serán el popular 9×19, 38 Super Auto, 40 S&W y 45 ACP. También 9 Largo y .380 Auto, comúnmente conocido como 9 Corto.

Ilustración 2 Vaina con pestaña y vaina con ranura

Preparación de la vaina.

La primera recomendación es usar solo vainas conocidas. Expliquemos esto con más detenimiento: Si no conocemos el origen de una vaina, no sabremos cuantas veces ha sido disparada, ni el trato que ha recibido anteriormente. Puede tener fatiga de materiales, fisuras, sobrecalentamientos, etc., pudiendo causar accidentes o averías.

Para reconocer las vainas propias en el suelo de la galería, basta con hacer una marca en el culote con un rotulador indeleble grueso. Con los 50 cartuchos en la caja, hacemos líneas a lo largo con el rotulador y marcamos los 50 en un instante.  Las vainas propias disparadas deben guardarse en botes separados por número de disparos. Hay quien dice que una vaina de 9×19 con cargas medias puede aguantar 12 o 14 recargas. En mi opinión, más allá de 4 o 5 usos es innecesario, pues se trata de un calibre muy común que puede recogerse del suelo en cualquier galería sin problemas. Si se trata de calibres más escasos y caros como 45 ACP o 40 S&W, habrá que estirar más la vida útil de la vaina, pero es necesario tener un control exhaustivo del nº de recargas y revisarlas una a una en cada ocasión, para detectar roturas, fisuras, falta de material, recocidos, etc.

Personalmente, considero útil separarlas también por marcas, pues unas están fabricadas con latón más blando que otras y unas tienen la pared más gruesa que otras. Esto puede afectar a la regularidad de la munición construida. No es que unas sean mejores que otras, pero sí conviene que sean todas iguales por lotes de recarga precisamente para asegurar la regularidad en la expansión de la vaina en la recámara. En tiro práctico esto tiene una relevancia muy relativa, pero en precisión puede notarse más.

Ilustración 3 Calibres más habituales en tiro deportivo

Lavado de la vaina

Lo primero que hay que hacer es librar la vaina disparada de los residuos adheridos en el disparo: pólvora quemada, esquirlas de latón, arena, polvo, etc.

Hay tantos métodos para hacer esto como tiradores. Existen en el mercado todo tipo de máquinas, productos, gadgets, “achiperres” de todo tipo. Si se quiere y se puede, es posible gastar mucho dinero en limpiar vainas. La limpieza de la vaina es importante y debe hacerse, para mejorar la quema del propelente, mejorar el asentamiento del proyectil y evitar ralladuras en este que pudieran afectar a la precisión. Además, una vaina bonita es del gusto de los tiradores. Pero no es necesario que una vaina reluzca como el oro, ni que brille como el Sol. Sólo tiene que estar limpia de residuos.

Los aparatos más habituales para limpieza de vainas son los “tumblers”, verticales o rotatorios, a los que se añade algún tipo granulado y algunos también añaden productos limpiadores. Los granulados suelen ser de cascara de nuez, arroz, arena de playa, agujas de acero finas, etc. Se meten las vainas y el aparato vibra o gira durante horas como una hormigonera, con el consiguiente gasto energético, ruido, espacio ocupado…

 

Se puede hacer también con una bañera de ultrasonidos. Este es un aparato que dispone de una cubeta al que se añade agua y algún producto limpiador. Se meten las vainas y salen limpias por el efecto vibratorio de ondas de ultrasonidos. Después hay que secar las vainas. Este aparato, también ocupa su espacio, consume energía aunque menos y tiene un coste de adquisición importante.

Personalmente el aparato que más me gusta y que es el que yo uso, es una botella de suavizante para lavadoras que iba a ir al cubo amarillo después de gastarse todo su contenido. Cualquier garrafa de plástico sirve. Se meten las vainas sucias en la garrafa. Se calienta agua en un cazo hasta no más allá de 60° a ojo, se vierte en la garrafa y se añade un chorro de lavavajillas y un chorro de vinagre de limpieza y a darle ritmo unos minutos. Hay quien usa este método con productos de limpieza de cacerolas, ácido cítrico en polvo, etc. Cualquier cosa que consiga efectos satisfactorios y sea del gusto de cada cual, sirve. Con este método, barato, ecológico y sin coste logístico de almacenamientos, se consiguen resultados como los mejores. Finalmente hay que aclarar bien las vainas y secarlas por medio del método que cada uno quiera. Con un secador de pelo en una bandeja de cocina o simplemente al sol en una ventana.

Ilustración 4 Vainas lavadas simplemente con agua caliente, lavavajillas y vinagre y secadas al sol

Recalibrado y desempistonado.

Estas dos operaciones que hay que hacer a continuación, pueden realizarse por separado o simultáneamente, según las herramientas disponibles o el procedimiento elegido por el tirador. Como en muchas otras cuestiones de todo el proceso de recarga, en esta parte también hay maneras diferentes de hacerlo que son del gusto de unos o de otros. Expondremos sólo las más habituales y solamente para pistones tipo “bóxer”. Más adelante explicaremos la diferencia entre pistones tipo “bóxer” y pistones tipo “berdan”, que no se usan en recarga de cartuchería metálica.

En este momento cabe hacer un inciso para indicar que es necesaria una máquina o prensa de recarga homologada y las matrices correspondientes, en inglés “dies”. En este artículo no nos detendremos a estudiar estas herramientas porque el recargador habrá realizado, como mínimo, el curso habilitante para obtener el permiso, en el que habrá conocido estos elementos.

    1. Por partes:

a.    Primero se retira el pistón percutido con una desempistonadora universal o simplemente una matriz de desempistonar. Este proceso consiste en extraer el pistón de su alojamiento en la vaina. Conviene hacerlo antes del recalibrado por si en la presión pudiera producirse alguna deformación de la vaina. Una aguja de diámetro menor que el oído, entra por la boca de la vaina y empuja el pistón usado hacia fuera.

b.    Después se recalibra la vaina para que adquiera las cotas originales. La matriz de recalibrar tiene unas cotas interiores ajustadas a las especificaciones SAAMI y CIP. Para evitar el gripado de la vaina de latón en la matriz de acero, la mayoría de los fabricantes de matrices incluyen un anillo de tungsteno que produce un lubricado mecánico y facilita la extracción de la vaina. Algunos tiradores gustan de lubricar ligeramente las vainas con una fina capa de aceite. Personalmente no lo considero aconsejable porque arrastrará suciedad adherida al lubricante durante todo el resto del proceso. Resulta sucio e innecesario para la recarga de cartuchos de armas cortas

    2. Simultáneamente:

La primera matriz incorpora en un solo paso estas dos operaciones. La vaina disparada se hincha por efecto de los gases adquiriendo cotas mayores que las originales. Por esta razón, como el recalibrado se hace por la pared exterior de la vaina para estrecharla, la matriz incorpora una aguja de altura regulable en el eje central, con lo que al introducir la vaina se recalibra y se desempistona en un solo paso.

Limpieza de la bolsa

Una vez recalibrada la vaina y desempistonada, conviene limpiar la bolsa o alojamiento del pistón para asegurar que la carbonilla adherida, producto de la deflagración, no impida el correcto alojamiento del pistón nuevo. Además, algunas marcas de pistones y vainas difieren apenas unas micras en su diámetro, lo que no impide su compatibilidad en absoluto ni la correcta inserción del pistón en la bolsa, pero una pared sucia si puede dificultarlo. No es que esta operación sea imprescindible, pues hemos podido comprobar que la munición recargada sin limpiar la bolsa funciona aparentemente igual de bien que la que sí se ha limpiado, pero es de estas cosas que continuamente decimos que depende más del gusto del tirador que de la eficacia probada. Personalmente opino que no lleva mucho tiempo limpiar la bolsa por alguno de los diferentes métodos que existen. Se pueden limpiar con un escariador de los que se venden al efecto, o usar métodos más eficientes.

Podemos poner 50, 100, 200 o 1000 vainas recalibradas y desempistonadas, boca abajo en cajas de munición. Con una miniherramienta tipo “Dremel” o un destornillador eléctrico, a la que ponemos un pequeño cepillo de cobre o cerdas; a baja velocidad de rotación, lo pasamos una a una por todas las bolsas y podemos limpiar cientos de ellas en apenas unos pocos minutos, a menos de un segundo por vaina.

Ilustración 5 Limpieza de la bolsa del pistón

Empistonado.

Consiste en insertar un pistón nuevo en la vaina preparada.

Tipos de pistones para arma corta.

•         Según la tecnología o sistema implementado:

     1.    Pistón tipo Bóxer:

El pistón o cápsula fulminante consta de tres elementos: el yunque, la cápsula o copela y el fulminante o pasta iniciadora. La cápsula contiene en su fondo el compuesto químico fulminante que se quema si se le somete a un golpe seco contra otro metal. No basta con aplastarlo. Cuando la aguja percutora golpea la base de la cápsula, comprime violentamente el fulminante contra el yunque, produciendo la llamada flecha de fuego que se introduce por el oído de la vaina hacia la pólvora y esta se inflama. Se produce el disparo.

     2.    Pistón tipo Berdan:

El principio físico y químico es el mismo, pero el yunque no está insertado en la cápsula, sino que forma parte de la vaina, que además tiene dos oídos más pequeños a los lados del yunque, en vez de uno más grande en el centro. Estas vainas no se pueden desempistonar por los procedimientos comerciales habituales y, aunque se puede hacer, no lo trataremos en este artículo porque no es de interés para la inmensa mayoría de los lectores.

Ilustración 6 Izquierda sistema Berdan. Derecha sistema Boxer.

•         Según el tamaño del cartucho:

     1.   Small Pistol. Pistón pequeño para arma corta: es el pistón usado para calibres                  pequeños como 32 S&W, 38Sp, 9×19.

     2.   Large Pistol. Pistón grande para arma corta: es el pistón usado en los                              denominados grueso calibre, como 45 ACP. La tendencia moderna es hacia la                fabricación de gruesos calibres con pistones pequeños, de modo que no es                    extraño ver munición de calibre 45 con bolsa y pistón pequeño.

Además, existen pistones magnum para su uso en munición magnum, aunque sus dimensiones son las mismas. La diferencia estriba en la carga de fulminante, específico para algunos tipos de pólvoras.

Teniendo claro el tipo de pistón que hay que adquirir para la munición que se pretende recargar, la marca no tiene ninguna influencia en la precisión del disparo. Todos los que he podido probar funcionan igual de bien y tan solo hay que tener en cuenta una circunstancia que sí que es muy importante, no para la precisión pero sí para la fiabilidad: el metal con el que se construye la cápsula puede ser más duro o más blando y hay que asegurarse de que la aguja percutora del arma en que se va a disparar el cartucho, tiene la suficiente fuerza para iniciarlo correctamente. Si al contrario, el muelle tiene demasiada fuerza  o la aguja es demasiado larga y además el pistón es muy blando, puede perforar la base de la cápsula, con efectos indeseados como fuga de gases y pérdida de presión.

Empistonado de la vaina.
Se necesita, como para cada etapa de la recarga artesanal, una herramienta para insertar el pistón en su alojamiento a la que llamamos “empistonadora”. Existen dos tipos de empistonadora desde el punto de vista mecánico:

•        Empistonadoras semiautomáticas que se acoplan a las prensas y tienen                          alimentadores propios de pistones. Con el movimiento del émbolo subiendo y                  bajando, en un punto se alimenta un pistón desde un depósito y en el recorrido               siguiente se inserta en la vaina por debajo del shell holder. Este sistema solo es              recomendable si se necesita montar mucha munición para recorridos de tiro, por            ejemplo, pues tiene el inconveniente de que no se controla totalmente la presión            con la que entran los pistones y si finalmente quedan bien alojados en el fondo                de la bolsa de modo que no habrá pérdidas de presiones o falta de fuego                        iniciador. No habrá muchos errores si la prensa y la empistonadora son de calidad           y están bien instaladas y calibradas, pero es necesario comprobar los cartuchos             uno a uno para asegurar que ningún pistón ha entrado al revés o se ha quedado              algo fuera o deformado, etc.
•        Empistonadoras manuales. Es una pequeña herramienta que dispone de un                     depósito con forma de plato en el que se encuentran todos los pistones boca                 arriba. Se desplazan hacia un tubo situado justo bajo un Shell holder acoplado y             por la fuerza de la mano simplemente, se inserta el pistón en la vaina. Este                       sistema es el más recomendable para montar munición destinada a precisión. El             control sobre la presión que se ejerce es total porque lo siente el operario en su             mano. Es muy fácil detectar un pistón que se haya dado la vuelta o que entre                   doblado, que por otra parte es raro en cuanto se adquiere la habilidad necesaria,           cosa que ocurrirá en la primera bandeja de pistones.

 

El pistón debe entrar totalmente en la bolsa y debe quedar alojado en el fondo. Es decir, tocando el borde del pistón con el fondo de la bolsa. Los pistones tienen unas cotas de fabricación ajustadas al diámetro y profundidad de una vaina. Es cierto que algunos fabricantes difieren en el diámetro de sus vainas (respecto al diámetro de la bolsa de alojamiento del pistón) y en el diámetro de sus pistones, apenas algunas micras, lo que no impide que cualquier marca de pistón pueda montarse en cualquier marca de vaina. La única cuestión es que en el caso de que un pistón A de cota estándar se inserte en una vaina B de cota menor, el pistón entrará algo más ajustado y al revés. El recargador solamente notará algo en la fuerza que hay que ejercer con la mano al insertarlo. Personalmente, he montado pistones de 5 marcas diferentes en al menos otras 5 marcas de vainas y nunca he tenido ningún problema.

Ilustración 7 Izquierda empistonado correcto. Derecha empistonado incorrecto.

La comprobación que procede realizar consiste simplemente en poner la vaina de pie en una superficie plana y comprobar que no se tambalea. La habilidad que adquirirá el tirador en muy poco tiempo le servirá para comprobar cada vaina empistonada simplemente pasando el dedo por el culote.
Donde sí hay diferencia notable entre fabricantes, es en la dureza del metal con el que fabrican la cápsula. Podemos encontrar pistones de latón de distintas aleaciones y cromados o no. Personalmente no he apreciado diferencia práctica a la hora del disparo, pero teóricamente es posible que un peso bajo del resorte del martillo, o un peso elevado del muelle del percutor del arma, llegaran a picar poco un pistón de una aleación dura. Es decir, de una forma más coloquial, que un impacto flojo de la aguja en un pistón duro, podría ser insuficiente. En ese caso, es más fácil cambiar de marca de pistones que cambiar los muelles del martillo y de la aguja.

En este punto, ya tenemos las vainas empistonadas y preparadas para el siguiente paso, que consiste en el abocardado de la vaina, carga de propelente y finalmente asentamiento del proyectil, cuestiones que veremos en artículos venideros. Ahora solo cabe recordar la normativa vigente en materia de cartuchería, donde se limita el almacenamiento de pistones, vainas empistonadas y cartuchos.
Real Decreto 989/2015, de 30 de octubre, por el que se aprueba el Reglamento de artículos pirotécnicos y cartuchería.

       Artículo 104. Carga y recarga de cartuchería por particulares.

1. Para la carga o recarga de cartuchería por particulares se podrá tener almacenados hasta un kilogramo de pólvora, cien unidades de vainas con pistón y cien pistones. Para su almacenamientos se adoptaran las medidas de seguridad que se establecen en la ITC número 15, las cuales también serán de obligado cumplimiento para la recarga de cartuchería no metálica.

2. En cuanto al almacenamiento de cartuchos, la suma de los cargados o recargados por los particulares y los adquiridos a comerciantes no pueden superar los límites establecidos en el artículo 136.

      Artículo 136. Adquisición de cartuchería.

1. Los titulares de licencias para armas largas rayadas podrán adquirir únicamente hasta 1.000 cartuchos anuales por arma, presentando la guía de pertenencia y el Documento Nacional de Identidad (DNI), Número Identificación de Extranjeros (NIE) o cualquier documento acreditativo de la identidad. El vendedor realizará los asientos correspondientes en los libros de su establecimiento y dará cuenta de la compra, dentro de los cinco primeros días del mes inmediatamente posterior, a la Intervención de Armas y Explosivos de la Guardia Civil que por demarcación corresponda. En ningún caso se podrá tener en depósito un número superior a 200 cartuchos.

2. Los titulares de licencia para arma corta sólo podrán adquirir 100 cartuchos anuales por arma, presentando la guía de pertenencia y el Documento Nacional de Identidad (DNI), Número de Identificación de Extranjeros (NIE) o cualquier documento acreditativo de la identidad, debiendo el vendedor realizar las operaciones que se aluden en el apartado anterior. El número de cartuchos que pueden tenerse en depósito para arma corta no será superior a 150.

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