Uno de los errores más habituales que cometemos en la práctica del tiro es, la forma incorrecta de colocar el dedo en el disparador, conocido popularmente como “gatillo”.
La fuerza que empleamos en el disparador es, en la mayoría de los casos superior al peso del arma que estemos utilizando, esto nos lleva a sufrir movimientos involuntarios tanto durante como tras el disparo. Lo que ocasiona que perdamos la alineación con los elementos de puntería y, por supuesto, que fallemos el blanco.
El dedo de apoyo, o de dedo de contacto.
La más mínima presión ejercida en el disparador que no se realice de forma lineal, con una presión constante y homogénea, provocara que se falle en el objetivo.
La suavidad “da” precisión. Pero no se debe confundir suavidad con lentitud. La correcta colocación y la presión ejercida, es el factor clave que debemos conseguir y para ello empecemos por tener algunos conceptos claros.
¿Que sabemos del Disparador?
Podemos decir, que se trata de una palanca que, al presionarla, inicia el disparo con la liberación de otros mecanismos. Y que son estos los que, en la parte final del proceso del disparo, provocan una acción: la salida del proyectil del arma.
Si esta acción se realiza de forma ruda, el resultado será también rudo. Si la realizamos con precisión, los resultados serán satisfactorios y por lo tanto precisos.
La parte del disparador donde apoyaremos nuestro dedo índice recibe el nombre de “Cola del Disparador”
Más cosas que debemos saber para competir sobre los disparadores es que estos pueden ser mecánicos o electrónicos y que sean del tipo que sean, deben necesitar un “peso” mínimo para ser activados. En el caso de las pistolas de aire, el peso mínimo que debe ejercerse sobre el disparador para que este se active es de 500 gramos, en la modalidad de Pistola Estándar 1000 gramos y en Pistola de 9mm 1360 gramos.
¿Y que sabemos sobre las regulaciones que podemos efectuar sobre el disparador?
Podemos encontrar disparadores, que carezcan de la posibilidad de ser regulados, pero siempre que podamos para competir utilizaremos uno que si disponga de dicha posibilidad.
Por lo que deducimos, que no todas, pero que si existen armas provistas de disparadores regulables. Estos disparadores nos permiten regular parámetros del disparo como son: la presión, el recorrido, la posición, el ángulo, la altura, y la distancia, facilitando así la operación de disparo, al adaptarse a nuestras preferencias y necesidades.
Veamos brevemente que son cada uno de estos parámetros:
La distancia: sirve para regular que el dedo este totalmente alineado con el disparador y no quede muy retraído o extendido.
La presión: conocida como “peso”, es el peso mínimo que debemos “colgar” sobre la cola del disparador para que se realice el disparo.
Los tiempos del disparador: las armas de servicio y las que tienen cierta antigüedad, normalmente incorporan disparadores de un único tiempo. Es decir, el recorrido del disparador es constante desde que lo empiezo a pulsar hasta que se produce el disparo. Pero en las armas de precisión el disparador suele ser de los que se conocen como de “dos tiempos”. Estos dos tiempos son fáciles de diferenciar; El primer tiempo suele ser largo y no necesita apenas presión, existiendo un segundo tiempo, más corto en recorrido, que es donde se produce el disparo.
La Altura: nos permite desplazar verticalmente algunos mm la cola del disparador. ¿la finalidad? Encontrar el apoyo más cómodo de nuestro dedo sobre el mismo, de manera que, al ejercer presión sobre él, esta sea lo más lineal posible.
El Angulo: permite que podamos desplazar lateralmente la cola para aumentar el contacto con el dedo.
Como hemos adelantado anteriormente, podemos distinguir también entre armas con disparadores mecánicos y electrónicos. Pero a efectos prácticos sobre los dos tipos aplican los mismos conceptos que hemos comentado en el párrafo anterior.
¿Qué más factores debe tener en cuenta en relación con “accionar” el disparador?
Uno de los factores que más va a cambiar nuestra forma de tratar el disparador es el sistema de disparo del arma. Lo que se conoce como simple acción, doble acción o “solo de doble acción” o “doble acción única” (DAO).
Es decir, si antes de activar el disparador para efectuar el disparo, nuestra arma debe estar previamente “amartillada”, que es lo que se conoce como simple acción, o si además de esa posibilidad nuestra arma, ofrece la de que, al iniciar la acción sobre el disparador, esta acción “amartille” el arma y al continuar la acción sobre el mismo disparador se produzca el disparo, siendo esto lo que se conoce como doble acción.
Por último, hemos mencionado la posibilidad de que el arma sea DAO, es decir que solo pueda funcionar en doble acción, no permitiendo “amartillar” el arma si no es durante la ejecución de un disparo.
¿Acabo de decir: “Por último”? Ojalá fuera tan sencillo. Aunque la mayoría de las armas se pueden encuadrar en los sistemas de disparo antes comentados, existen otras como, por ejemplo, las Glock que ofrecen diferencias tan importantes como para tenerlos en cuenta de forma específica. Como curiosidad podemos comentar que el mecanismo de la Glock no es de doble acción, ya que no se puede “amartillar” por el mero hecho de presionar el disparador, salvo que previamente se haya montado el arma al tirar de la corredera, como sucede en el caso de la simple acción, que es lo que se pensaría si se desconoce el funcionamiento interno del seguro de caída de la “safe action”.
Y ¿qué es la “acción segura” o “safe action” ?, eso lo trataremos en otro artículo. Lo que a efectos de este artículo nos interesa es que podemos analizar su comportamiento para nuestros entrenamientos de forma similar a las DAO.
Ahora bien, aclarado lo anterior, ¿Qué debo tener en cuenta dependiendo de esa característica de mi arma en relación con como “actuar” sobre el disparador?
En las armas con sistema de disparo de simple acción, apoyaremos el centro de la yema del dedo en la Cola del Disparador.
En las armas de doble acción al necesitar ejercer más presión en el disparador, colocaremos en él la articulación de la primera y segunda falange del dedo, sin llegar a forzar la colocación.
Y por último en las armas con sistemas DAO, al no ser necesario ejercer tanta presión como en las de doble acción, pero si necesitan más que en una de simple acción, colocaremos el dedo entre la yema y la primera articulación del dedo.
Recordemos que el peso del arma, los kilos de presión del disparador, el tamaño del arma, así como la experiencia que se tenga en el uso de esa arma, son factores que debemos tener en cuenta a la hora de colocar el dedo sobre el disparador, buscando siempre la linealidad y estabilidad del movimiento durante todo lo que dure el desplazamiento de nuestro dedo sobre el disparador.
El tiro no termina cuando se produce el disparo, el tiro termina cuando el disparador completa su recorrido.
Asegurarnos de completar el proceso y no “desconectar” tras el disparo en sí mismo, nos garantiza aplicar una fuerza continua, pareja y en línea con el eje del disparador.
La concentración que adquieres con el entrenamiento te llevara a sentir todos los pasos anteriormente detallados sin necesidad de estar pensando en ellos de uno en uno.
Errores más comunes que debo evitar:
Cuando realizamos un disparo, el cuerpo recibe una reacción antinatural, si no estamos provistos de protecciones, con el paso del tiempo, llegaría a provocarnos lesiones. La fuerza provocada por el disparo hace que nuestra mano se eleve de su posición natural, nuestro cerebro intenta alejarnos de ella, provocando que cerremos los ojos, nos tensa la musculatura y nos hace perder la posición inicial, cambiándonos la posición de los pies, y los brazos, dejando de tener la respiración controlada.
Esto provoca que:
Bajemos el arma antes de tiempo, para equilibrar el movimiento que hace que se el arma se eleve.
Nos adelantemos a presionar de nuevo el disparador para liberarnos de la reacción incomoda que hemos sufrido. Lo que creará una fuerza lateral hacia el lado no dominante, provocando que se presione el disparador de nuevo sin estar en la posición correcta para realizar el siguiente disparo. Perdiendo así la alineación de elementos de puntería.
¿Es esto todo lo que necesito para mejorar en la precisión y agrupación de mis disparos? No, por supuesto que no. Pero si es lo mínimo que debo tener claro a la hora de abordar mis entrenamientos si deseo sentirme satisfecho de mis progresos todos y cada uno de los días.
¿Sabrías identificar la posición correcta del dedo sobre el disparador y saber porque las demás son incorrectas en cada una de las siguientes imágenes?
Te proponemos que, ayudándote de Internet, identifiques el fabricante y modelo de cada arma, para a continuación obtener la información sobre si son de simple o doble acción, o si se trata de una acción doble única o asimilable. ¿Como deberíamos colocar el dedo en cada caso y por qué?
Una vez hecho el ejercicio anterior, podemos llevarlo a la práctica en el campo de tiro… ¿Está tu arma entre alguna de las que mostramos? ¿No? Identifica con cuál de ellas sería “asimilable” y verifica con que posición del dedo índice sobre el disparador obtienes una mayor precisión.
¡Ah! y no olvides ajustar los “parámetros” físicos de tu disparador, para que dedo se encuentre lo más cómodo al apoyarse en él y el recorrido sea lo más lineal y constante posible durante todo el ejercicio de realizar el disparo.
Suerte y ánimo.